Hijos de la Tierra
Cazadores de mamuts
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Jondalar pasó toda la mañana caminando a lo largo del río con la mente convertida en un torbellino, repitiéndose una y otra vez las jubilosas palabras de Ranec.
Los temores de Nezzie no carecían de fundamento.
(Auel, 2019, pp. 531-556)